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La vida Re Mayor
Ana, profesora de Lengua y Literatura, nos enseña la función y el papel fundamental que debe adquirir el docente, para reinventarse y disfrutar en esta nueva etapa.
Ana Martín Tolivia es profesora de Lengua y Literatura y Coordinadora del Plan lector del Colegio Marista Santa María de Ourense. En su centro los profesores llevan tres años trabajando en la etapa de Secundaria con el proyecto One to One con Chromebook, por lo que la situación que vivimos hace que estén más preparados. Ana, nos muestra la función y el papel fundamental que debe adquirir el docente, la posibilidad de acompañar al alumno, de resarcirse como profesores, reinventarse y disfrutar en esta nueva etapa.
«Cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante de un desafío que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio». P. Coelho
Nada puede expresar mejor nuestra situación. Un desafío. Cuando menos lo esperábamos, nos vimos en un contexto inimaginable, obligados a responder a una necesidad, a una situación extraordinaria. Y extraordinaria es la forma en que nos posicionamos frente al problema. Me gustaría quedarme con lo bueno, con lo que nos ha hecho crecer como personas y como educadores. Y desde esta perspectiva, creo que estamos viviendo la vida en RE MAYOR.
En estas semanas, seguro que hemos sentido el desafío desde muchas posturas personales: estupor, reto, incertidumbre, creatividad, bloqueo… pero, tejiendo entre costuras, es una oportunidad para vivir en RE MAYOR.
Hemos tenido que redefinir nuestros programas, reaccionar ante una forma nueva de enseñar, redoblar esfuerzos para llegar a nuestros alumnos. De la misma forma que hemos tenido que recrear nuevos caminos para motivarlos, reanimar a los que se venían abajo, remover nuestros asentados criterios sobre la educación presencial y reavivar el optimismo.
También hemos conseguido reformular nuestros principios, reestrenar metodologías activas, reabrir nuevos capítulos sobre viejos conocimientos, reagrupar la pertenencia, recompensar los esfuerzos, recargarnos de emoción y pasión por nuestra vocación, reconstruir nuestra esencia… Pero, sobre todo, hemos tenido que reconfirmar lo que hace algún tiempo dio sentido a nuestra vida: nuestra propia identidad de educadores, obreros del futuro de miles de niños y jóvenes en construcción, independientemente de las condiciones a las que nos enfrentamos.
Y, entretanto, los niños nos reclaman porque no nos pueden reemplazar. No hay ningún elemento tecnológico tan valioso como nosotros. La tecnología en las manos de un constructor, de un maestro, de un educador multiplica infinitamente las posibilidades de aprendizaje y de relación. En estos últimos años de renovación metodológica en todos los niveles educativos, ningún experto podía imaginar que la innovación es poderosamente atractiva. Pero lo que, de verdad, es increíblemente renovador es la capacidad creativa, la búsqueda de recursos, la cooperación y el trabajo de los educadores en una situación límite. Y esto es maravilloso, sencillamente maravilloso.
Cierto es que no es cómodo ni fácil. Tras la incertidumbre inicial, en este escenario los protagonistas comienzan su actuación. Y, probablemente, de lo que más sabemos los profesores es de readaptar, una y otra vez cada propuesta. Y, probablemente, nuestras familias se hayan visto desbordadas en algún momento y hayan compartido con nosotros su experiencia para que pudiéramos reorientar nuestras ventanas al norte. Y, probablemente, nuestros alumnos hayan tenido que redescubrir la importancia del contacto, de ritmo y del horizonte. Probablemente, es una experiencia de aprendizaje compartido como nunca hemos vivido anteriormente.
Lo más apasionante de todo, tras muchas dudas, horas de trabajo, aciertos y desaciertos, es que nuestro equipaje está ahora mucho más completo: lo hemos rellenado con I+D al estilo más puro del viejo maestro que nunca deja de buscar la forma para que el discípulo aparezca en un tiempo récord. Mucho tenemos que agradecer toda la formación que hemos recibido durante estos años así como que la esencia de educador nos haya permitido afrontar el desafío con el arma 3C más potente del universo educativo: curiosidad, creatividad y confianza. Y es que lo que hemos aprendido forma ya parte de nosotros.
Finalmente, es imposible enfrentar este nuevo camino solos. En nuestro centro, el Colegio Marista Santa María, hemos redoblado esfuerzos para reavivar nuestras creencias, para rehuir del miedo, para rebuscar, entre todos, un espacio virtual y, sobre todo, vital que nos permita sentirnos comunidad Ubuntu («Yo soy porque nosotros somos»).
Somos conscientes de toda la ayuda que hemos recibido, especialmente de Edelvives, nuestra editorial de referencia, que ha puesto a nuestra disposición recursos gratuitos como Ta-tum, el soporte didáctico de los Chromebooks, los libros digitales… Pero también ha sido muy importante, la formación que el profesorado ha recibido en los últimos años y que nos ha permitido afrontar esta situación. Un paso más en la misma dirección: nuestro norte son los niños.
Así que ahora te invito a inventar una nueva palabra para que no se escape jamás de tu diccionario: recreer. Vuelve a creer en todo lo que te llevó a elegir este camino, en la magia de enseñar, en lo hermoso de abrir ventanas al mundo, en la impronta que tus alumnos se llevarán de ti cuando se vayan, en definitiva, en la vida. Recreer para rememorar que eres un constructor de sueños.
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