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Edelvives falla los Premios Ala Delta y Alandar 2023
Beatriz Berrocal es la ganadora del Premio Ala Delta de Literatura infantil mientras que José Antonio Francés ha ganado el Premio de Narrativa juvenil Alandar 2023.
La escritora Beatriz Berrocal, con su novela Río rojo, ha resultado ganadora de la XXXIII edición del Premio Ala Delta de literatura infantil, convocado por el Grupo Edelvives y dotado con 14.500 €. El jurado que decidió otorgar el galardón estuvo integrado por Isabel Benito (mediadora cultural), Ricardo Gómez (ganador de la pasada edición), Ana López Andrade (profesora), Marina Navarro (bibliotecaria) e Ignacio Chao (editor), actuando como secretario Jorge Gómez.
Río Rojo se remonta a la turbulenta época del apartheid en Sudáfrica, cuando la población negra vivía segregada y bajo la opresión del poder blanco. Shaka, un niño de 8 años, se cuestiona sobre las supuestas diferencias entre negros y blancos. Un día, cuando descubre que la sangre de los blancos también es roja, comprende que todos los seres humanos son iguales.
El jurado ha encontrado en esta novela una aventura que parte de una excusa inocente para describir una de las realidades sociales más dolorosas del siglo XX.
Beatriz Berrocal convierte la ilusión de un grupo de niños por llegar a los Juegos Olímpicos en un artefacto literario de varias capas. Con su obra defiende el respeto a las tradiciones, la lucha por los derechos humanos y la igualdad entre hombres y mujeres: En palabras del jurado, «estamos ante una aventura original y llena de emoción que avanza por las complicadas aguas del racismo para desembocar en un final esperanzador. Da gusto comprobar cómo el contexto amargo del apartheid no devora la peripecia infantil propuesta por la autora».
De los muchos aciertos que han llevado a conceder el premio a Río rojo, los miembros del jurado destacaron la habilidad con que la autora «hace referencias acertadas a la condición social y laboral de los protagonistas y es capaz de transmitir con frescura y humor todo el colorido del ambiente local y el encanto de una visión imaginativa infantil».
Enfermera de profesión, Beatriz Berrocal no es ajena al oficio de las letras. Ha publicado más de veinte volúmenes en los que alterna la prosa y la poesía, así como la narrativa para adultos y la dirigida al público infantil y juvenil. Su primer libro data de 2004. «Me siento cómoda escribiendo para cualquier edad. Lo importante es que crear me hace feliz. Es mágico dar vida, componer situaciones y viajar, con la imaginación, a otras épocas y lugares», afirma.
Para Beatriz Berrocal, el viaje de Río rojo empezó con una postal. La imagen inocente de la sonrisa de un niño africano la trasladó a otro momento y otra época. «La Historia, así, con mayúscula, tiene momentos de los que podemos sentirnos orgullosos, pero también tiene etapas vergonzosas, hechos sonrojantes que no podemos ocultar. Los niños deben conocer esos hechos y descubrir el largo camino que han recorrido algunas personas para ser tratadas como iguales», explica.
«Obtener el Premio Ala Delta supone una ilusión enorme que me lleva a alcanzar un sueño —dice la autora zamorana—. Cuando compraba títulos de esta colección para mis hijos me preguntaba si mi nombre aparecería un día en una portada como aquellas y si quizás, en algún momento, otras madres comprarían uno de mis libros para sus hijos».
El escritor sevillano José Antonio Francés González, con su novela Dos más dos (y otros grandes enigmas de mi adolescencia), ha resultado ganador del XXII Premio Alandar de narrativa juvenil, convocado por el Grupo Edelvives y dotado con 14.500€. El jurado que otorgó el galardón por mayoría, estuvo compuesto por Mari Ángeles Alonso (bibliotecaria), Begoña Regueiro (profesora), Lara Meana (librera), Inés Garland (ganadora de la pasada edición) y Violante Krahe (editora), actuando como secretario Juan Nieto Marín.
José Antonio Francés González (Sevilla, 1968) es profesor de Lengua Castellana y Literatura en un centro de su ciudad. A lo largo de su carrera literaria, ha cultivado todos los géneros: novela, cuento, teatro, poesía, ensayo, diccionarios e incluso guiones de cine y videojuegos de rol. Con su primera novela, El Plan Intrascendente, fue finalista en 1996 del premio Ateneo Joven de Sevilla y en 2007 recibió el Premio Alfonso de Cossío concedido por el Ateneo de Sevilla por su libro Miedo me da, 78 relatos de humor y espanto.
Además de profesor ha sido actor de teatro, redactor, columnista de opinión y crítico literario en varios medios andaluces y editor de libros de texto durante más de una década.
El jurado valoró especialmente «la voz narrativa, plena de carácter y personalidad, en la que se entretejen constantes juegos de lenguaje, imágenes elocuentes y un humor socarrón y muy oportuno para contar las situaciones más aciagas». También consideró «la especial relevancia que en la novela adquieren las matemáticas, con la introducción en la trama de un enigma que acabará suscitando reflexiones al lector, y las acertadas referencias al mundo actual de los adolescentes: la falsa felicidad en las redes sociales, la tiranía de los likes, la aceptación de los cambios o la inutilidad de las etiquetas».
«En la vida, dos más dos no siempre son cuatro». Así comienza esta novela, el diario que una jueza, en una especie de sentencia ejemplar, le condena a escribir a Diego para que explique qué originó el incidente por el que fue expulsado durante un mes del instituto. El detonante de sus desgracias es Roberto, un compañero recién llegado, que, además de arrebatarle su sitio en las primeras filas, atrae la atención de la que considera su chica, Irene. «A partir de ese momento ―explica José Antonio Francés―, su frágil mundo entra en crisis: las relaciones con sus padres, su equipo de fútbol, sus amistades y la chica de sus sueños. Sin embargo, a pesar de sus continuas meteduras de pata, algunas realmente cómicas y surrealistas, a pesar de sus inmensas dudas, el chico no se rinde. Esa es su arma secreta y poderosa, que ni él mismo conoce: no se rinde nunca».
Al conocer la noticia del galardón, Francés ha dicho que «siente una felicidad inmensa, porque el premio Alandar es uno de los grandes y porque todo escritor libra una batalla homérica para conseguir abrirse paso en el mundo editorial. Y la mayoría, como me ocurre a mí, no busca fama, sino la posibilidad de publicar esas historias que te rondan la imaginación y llegar a más lectores».
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